Tras un verano intenso en los campos de trabajo que VIDES ha desarrollado este año, los participantes en los mismos nos envían una breve reseña de sus vivencias.

En esta ocasión, un voluntario que ha acudido al campo de trabajo organizado en Naamacha (Mozambique), nos relata su experiencia:

Es difícil describir con palabras y en unas pocas líneas, todo lo vivido, experimentado y sentido en este campo de trabajo en el continente africano.
El 28 de julio la Comunidad Salesiana de Namaacha nos acogió a los/as tres voluntarios/as con los brazos abiertos y  nos permitieron conocer un nuevo estilo de vida, de trabajo y de entender la vida. El ritmo tranquilo de la primera semana, típicamente africano, fue interrumpido por la llegada de las 96 meninas internas, con sus risas y lloros, cantos y bailes, juegos…

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Con ellas, pudimos compartir horas de estudio, en las que tratamos de resolver sus dudas lo mejor posible, de crear un buen ambiente de trabajo y compañerismo, así como de identificar quiénes eran aquellas personas que precisaban de refuerzo escolar. Por otra parte, fueron muchos los momentos de juegos, talleres y actividades en las que realmente pudimos experimentar el cariño y la dulzura de las niñas.

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Tratamos de estar presentes en la vida diaria de las meninas por lo que cooperábamos en todas y cada una de las tareas que las meninas realizaban desde lavar los platos, limpiar los pasillos, etc. Pero también en otros espacios de mayor distensión como el partido nocturno de fútbol bajo el cielo estrellado, el rato de televisión, etc.

Nuestra estancia en Namaacha también nos permitió participar en un encuentro de adolescentes y jóvenes pertenecientes a diferentes grupos y oratorios de todo Mozambique y a otra reunión de jóvenes que estaban planteándose su vocación como Irmas. Del mismo modo, colaboramos preparando e impartiendo una formación sobre voluntariado para el desarrollo de un grupo de jóvenes con inquietud de ser voluntarios/as en el barrio de Infulene.

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Tal vez, la clave de la experiencia ha estado en primero saber observar, escuchar, sentir… para después actuar. Durante este mes hemos tratado de dar lo mejor de cada uno/a de nosotros/as, sin embargo, lo recibido lo supera con creces. Agradecemos a todas y cada de las personas que han convivido, trabajado y compartido con nosotros/as la experiencia que nos han permitido vivir.

Os mantendremos siempre en nuestra memoria.

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