Volvemos a viajar a los Campos de Trabajo realizados durante este verano de la mano de una voluntaria que ha estado un mes en el Campo de Trabajo de Moatize (Mozambique). Aquí os dejamos este bonito relato sobre su experiencia:

Compartir con la gente de Moatize un mes…pero los echo mucho de menos, se ganaron mi corazón, mi respeto, mi cariño y mi recuerdo.

Cada día era un nuevo aprendizaje que a mis ojos dejaba sorprendida…”CAMINO DESPACIO PARA QUE TODO ME ASOMBRE” fue el lema de esta aventura; pues allí aprendí que caminar no solo sirve para desplazarte o para hacer ejercicio. Caminar allí era ser consciente del Hoy, del ahora, del presente.

Nos levantamos temprano con la salida del sol, después de un desayuno básico nos íbamos a la escolinha subidos en el carro de Irma Emilia, el viento golpeaba mi cara, lo saboreaba, lo disfrutaba, lo sentía, hacia que cerrando los ojos y abriéndolos me adentrara en el lugar en el que me encontraba. Era curioso pero ir en la descubierta del carro lo hacía más real. Como en el cuento de los tres cerditos me encontraba en ese momento, calles de tierra y casas construidas con paja, madera y ladrillos, pero la protagonista no era yo sino ellos.
Irmas, Meninas, Titias, niños y familias con una sonrisa pura, limpia, transparente, que marcaba su día a día. “Quien teme al lobo feroz, al lobo, al lobo, quien teme al lobo feroz nosotros no”. Gracias por enseñarme a NO TEMER, ese fue uno de mis aprendizajes.


“UN BON DÍA TITIA” fuerte, resonaba en toda la escuela, seguido de” buenas aulas meninos” Y “muito obrigado” para empezar las clases. 40 niños por aula en infantil, 60 alumnos en primaria con un solo Titio, a la voz de barullo todos los niños callan y atienden. Los profesores agradecidos de que cada vez hubiese más niños en la escolinha, pocos materiales, copias de fichas a manos y ni una sola queja. Segundo aprendizaje para continuar, no quejarme pues tengo más de lo que necesito.


Sonrisas, miradas, canciones, palmas, bailes, taller de pulseras de chapas, de botones o scobby, juegos del pañuelo, juegos de comba, un partido de fútbol, el chipi chipi, eli batama mi pata, chanclas, pies descalzos, tierra y mas tierra, bebes, adolescentes y niños, carreras, relevos, globos, pegatinas, pintura de cara y cinema en la Rua. Me aportaron el tercer aprendizaje: hay que Disfrutar de las pequeñas cosas, hay que disfrutar de los tuyos y de los no tuyos, hay que disfrutar de la VIDA, pues somos afortunados.

A día de hoy a un recuerdo todo lo que allí aprendí, llevé la maleta llena de materiales para la escolinha y las actividades con los niños de la rua, y mi sorpresa ha sido que la traigo en mi vuelta más cargada de sentimientos y aprendizajes de los que esperaba conseguir. Sin duda si me preguntas “¿quién enseño más?”… sin duda ellos a mí.


Íbamos para hacer una labor solidaria, íbamos dispuestos a hacerlos felices, a compartir con ellos nuestros experiencias, íbamos con ganas de darlo todo…y nos sorprendimos que ellos sí que nos dieron todo. Yo personalmente puse una semillita que irá dando frutos poco a poco en la escolinha, pero ellos me dieron un gran aprendizaje para toda la vida.

Se respira un NOSOTROS , no un Yo; Se respira un toma no un dame; Se respira un gracias, no un me lo debes; Se respira amor, cariño, no rencor y envidias; Se respira tranquilidad, porque no hay prisa.

En cuanto a mí, he estado en armonía interna, descubriendo de mi cosas que ni conocía, pues nunca había vivido tanta tranquilidad, tanta diferencia…sigo creyendo en el paraíso, sin embargo ahora sé que no se trata de un lugar en concreto. Lo importante no es dónde vas, sino como te sientes en el momento en el que llegas a forma parte de algo.

Muito obrigada de coraçao. Laura!