No nos olvidamos de nuestra sección «Diarios de un Campo de Trabajo» en donde los voluntarios y voluntarias que viajan a un país del Sur nos relatan su experiencia.

En esta ocasión nos llega el escrito de una voluntaria que durante este verano ha participado con nosotros en el campo de trabajo de Chiúre, en Mozambique. Esto es lo que nos cuenta:

Llegamos a Chiúre con gran ilusión, somos recibidas por las irmas y las meninas a ritmo de una percusión alegre que nos da la bienvenida, pienso que es una fiesta de recibimiento puntual y más tarde me doy cuenta de que es su forma de acogernos, de hacernos sentir parte de ellos, de integrarnos en su comunidad, allá donde vamos no dejan de cantarnos “ben vinda”.

La acogida es calurosa y vaticina lo que será una estancia corta pero muy intensa. Este año las voluntarias hemos estrenado casa y no vivimos con las irmas y las meninas, comemos y cenamos con ellas pero luego tenemos nuestra casa aparte. Hay tanto por hacer que apenas paramos en casa, ese lugar de descanso y risas, donde hay maletas llenas de materiales que fueron recopilados los meses previos al viaje y que hemos llevado con tanto cariño para que los niños hagan manualidades, jueguen, aprendan y disfruten.


Nuestras labores están repartidas entre la Escuela Infantil, que es privada y gestionada por las Salesianas, y la Escuela Primaria, que es pública. Dos voluntarias son educadoras infantiles y han dedicado casi todo su tiempo a la escuela infantil, su labor fundamental ha sido observar inicialmente, para luego aportar y dotar de formación a los y las educadoras siempre adaptándose a las necesidades que tienen. 

El resto de voluntarias hemos realizado actividades variadas. Tareas administrativas como apoyo en la secretaría de la Escuela Primaria Don Bosco y hacer inventario de todos los libros que se iban a incluir en la biblioteca.

Visitamos el proyecto Isabelinha para conocer a las mujeres y su realidad. Realizamos fotos de las familias que están en el proyecto y también mejoramos la ficha de registro y control de la leche entregada semanalmente.

Otra labor que hemos llevado a cabo ha sido pintar la Escuela Primaria, aprovechando las dos semanas de vacaciones de los niños, dimos un toque de color y alegría a la escuela. Tuvimos poco tiempo, así que nos centramos en la biblioteca, en el teatro y algo en el patio.

Lo más gratificante ha sido el contacto con los niños, durante las dos semanas que han estado de vacaciones, hemos realizado actividades de ocio y tiempo libre con ellos y también los domingos en el Oratorio. Hemos llevado a cabo apoyo escolar para los niños que más lo necesitaban y luego las actividades las dividimos por edades en teatro, decoración, manualidades, deportes y juegos. Todas estas actividades las hicimos con voluntarios de allí compartiendo experiencias, en definitiva, ellos son los que se quedan y se harán cargo del ocio y tiempo libre de los niños cuando nos vayamos, eso es lo importante, la continuidad.

Cuando llega el final de nuestra corta pero intensa estancia, las mismas voces que nos cantaban “ben vinda” nos despiden dándonos las gracias “Obrigada” y todos cantamos “gracias”, tristes por la despedida y también alegres por esta vivencia inolvidable.

La experiencia ha sido fantástica y enriquecedora, han sido días de tener la sensibilidad a flor de piel, de observar mucho para aprender, de aportar, de ser equipo, de disfrutar cada momento, de sentir mucho cariño y ternura, de muchas risas, de cantos y bailes, de amistad, de indagar sobre el sentido de mi propia existencia, sobre lo verdaderamente necesario e importante en la vida, en definitiva, de crecer personalmente con la certeza y el compromiso de que la alegría, el amor y la solidaridad son el mejor regalo que podemos ofrecer y recibir.