En el verano de 2016 hemos llevado a cabo una experiencia piloto de campo de trabajo en Europa, concretamente en Sicilia (Italia), donde dos voluntarias estuvieron en una casa de acogida para migrantes. Esto es lo que nos cuentan:

Vivere a color!!

Este verano hemos estado en Cammarata, un pequeño pueblo situado entre enormes montañas en el centro de la isla de Sicilia (Italia).

Antes de viajar, en el intercambio de correos con la Suore, siempre nos contestaba “Non ti preoccupare”. Así que esta frase nos la hicimos nuestra, nos dejamos llevar y empezamos nuestro viaje con los ojos cerrados, con muchas ganas e ilusión.

Cuando llegamos al pueblecito, ¡alucinamos!… la casa era un castillo! La comunidad de salesianas nos recibió con los brazos abiertos y nos cuidaron mucho durante toda nuestra estancia: ¡como unas princesas!

Las bromas y risas entre las Suores y nosotras hacía que se respirara alegría por toda la casa. Vivíamos así, en una comunidad que aún siendo muy pequeña, cada día lo daban todo y el amor se palpaba en cada rincón del castillo.

La Comunidad Salesiana de Cammarata lleva una casa de acogida para menores no acompañados que llegan desde Libia por mar, a la isla de Lampedusa.

Actualmente viven 11 chicos de Ghana, Gambia, Nigeria, Mali, Costa de Marfil…donde forman una gran familia que no entiende de colores, países, religiones ni lenguas.

Nuestro día a día era muy sencillo: estar con ellos, vivir, compartir, reír… y sin querer, hacerles olvidar por unos segundos lo difícil que es la situación en la que se encuentran.

CT_sicilia2

Así que poco a poco nos fuimos creando una rutina en la que había tiempo para todo: ir a clase de italiano, hacer juegos, paseos, sesiones de peluquería, deberes, manualidades y pulseritas, ir al huerto a comer manzanas, excursiones, fútbol, playa, bailes… y muuuuchas partidas al futbolín y a cartas. Pero lo más apasionante de todo era ir conociéndolos día tras día. Su forma de ser, sus vidas, conocer las razones por las que viajan y arriesgan su vida para llegar a la “Europa de oro”…y lo más emocionante era cuando ellos te hablaban de su camino sin que les preguntaras.

A veces se nos hacía muy duro escucharles y darnos cuenta de que no podemos hacer nada por cambiar las miles y miles de vidas que tienen que sufrir este horrible camino. Un camino cruel en el que pasan momentos muy duros. Y al llegar a Italia se ven como atrapados, sin poder avanzar, ya que antes deben regularizar su situación… como dice el dicho: “las cosas de palacio van despacio”. Y la combinación de todo les frustra y desespera, haciendo que pierdan esa ilusión y ganas de luchar.

Nadie mejor que ellos sabe lo que es dejar todo atrás, en busca de un futuro mejor.

Poco a poco fuimos formando parte de sus días, de su familia, como hermanas… y como buenas hermanas mayores, les intentamos transmitir que Dios les había dado una gran oportunidad y que no podían perderla; además de la importancia de estudiar y no rendirse ante los obstáculos que se puedan encontrar en el camino. En definitiva, seguir luchando por conseguir un futuro mejor y así poder cumplir sus sueños.

La vuelta ha sido rara porque todavía no hemos tenido mucho tiempo para digerir todo lo vivido. Suerte que las tecnologías nos acercan cada día allí y hacen más difícil olvidar todo lo que hemos dejado en ese castillo.
Ahora son ellos los que forman parte de nuestros días, además de que hemos vuelto con el corazón a reventar de sonrisas!

Aún así, estamos súper contentas con la experiencia y nos encanta haber recibido antes del viaje muchos “non ti preoccupare” por parte de la Suore, porque han hecho más increíble todo lo vivido.

CT_sicilia3